Jonathan Milan se adjudicó la victoria en la última etapa de la Tirreno-Adriático, sumando su segundo triunfo después de haber conquistado también la cuarta etapa. En un emocionante sprint masivo, Milan se impuso ante corredores de la talla de Alexander Kristoff, Davide Cimolai y Jasper Philipsen. Sin embargo, el gran premio del evento fue para Jonas Vingegaard, quien aseguró la victoria general sin enfrentar amenazas significativas en la etapa final.
Un recorrido decisivo desde y hacia San Benedetto del Tronto
La etapa final, que unió ida y vuelta la localidad de San Benedetto del Tronto a lo largo de 154 kilómetros, comenzó con terreno accidentado pero concluyó con cinco circuitos locales caracterizados por su planicie y amplias carreteras, favoreciendo a los velocistas y preservando la ventaja del líder de la general, Jonas Vingegaard.
La formación de una escapada prominente
El inicio de la carrera vio la creación de una fuga estratégica con corredores como Ben Healy (EF Education-EasyPost), quien estuvo acompañado por su compañero Georg Steinhauser, Luke Rowe (INEOS Grenadiers), Alessandro De Marchi (Jayco AlUla), Antonio Tiberi y Damiano Caruso (ambos de Bahrain Victorious). Aunque su ventaja nunca superó los dos minutos, el pelotón tuvo que intensificar su ritmo para mantener a los fugitivos a raya.
El pelotón reduce diferencias
Equipos con sprinters fuertes, principalmente Lidl – Trek, Alpecin-Deceuninck y Uno-X Mobility, encabezaron el esfuerzo para acortar distancias, logrando reducir la brecha a menos de veinte segundos en un momento crítico. No obstante, la escapada logró aumentar su ventaja temporalmente antes de ser definitivamente alcanzada en la última vuelta local cuando quedaban solo catorce kilómetros para el final, dando inicio a la preparación para el sprint decisivo.
Es notable mencionar que Tim Merlier, sprinter del equipo Soudal Quick-Step, ya se había retirado de la competencia en este punto crítico de la carrera.
Una victoria doblemente dulce
La victoria de Jonathan Milan no solo subraya su destreza en sprints masivos, sino que también destaca la intensa competencia y el alto nivel de estrategia involucrado en las etapas finales de la Tirreno-Adriático. Mientras tanto, Jonas Vingegaard celebra un triunfo en la clasificación general que testimonia su consistencia y fortaleza a lo largo de la carrera, asegurando su lugar como uno de los grandes nombres en el mundo del ciclismo actual.