Una carrera marcada por la presencia de sprinters puros
Maxim Van Gils, el joven ciclista belga, sprintó hacia una notable séptima plaza en la emblemática carrera de Milán-San Remo. A su término, el corredor compartió sus sensaciones, teñidas por la ambivalencia, en una entrevista concedida a Sporza. «Nos encontramos con pura sangre de sprinters en el grupo», señaló.
Satisfacción y ambición: la dualidad de Van Gils
A pesar de iniciar la entrevista con una sonrisa, Van Gils no ocultó su deseo de más. «Preveía estar entre los cinco primeros o, al menos, en el ‘top-10’. Quedar en séptimo lugar es estar perfectamente en medio de mis expectativas», confesó. No obstante, una reflexión más profunda asomó en sus palabras: «Quizá jamás vuelva a estar en una posición tan favorable como la de hoy».
«Milán-Sanremo es una carrera peculiar»
El corredor del equipo Lotto Dstny analizó la competencia, destacando su naturaleza inusual. «Es realmente una carrera extraña. Todo el pelotón se mantuvo unido y, al haber velocistas rápidos, se complicó adelantar. Aun así, siempre albergas la esperanza de que, en la línea de meta, todo pueda resolverse a tu favor y jugar la carta de la sorpresa. No obstante, hoy había verdaderos sprinters». A pesar de los desafíos inherentes a la estrategia y al perfil de los competidores, Van Gils expresó su contento final: «De hecho, encuentro que es una carrera bastante divertida. Tranquila al principio, pero luego se intensifica y se convierte en una lucha encarnizada». Y respecto a la posibilidad de regresar en busca de la victoria, concluyó con optimismo: «Por supuesto», dijo, recuperando su sonrisa.