La Fascinante Historia de Strade Bianche: De Toertocht a Clásica del Ciclismo

Strade Bianche, conocida por sus desafiantes caminos de grava y su singular herencia, es ahora un nombre establecido en el mundo del ciclismo. Pero, a diferencia de muchas competiciones célebres, su origen no se encuentra en la competición, sino en una toertocht (tour ciclístico) llamada Eroica.

La Génesis de Eroica

En 1997, un grupo de amigos italianos decidió celebrar la «heroicidad» del ciclismo antiguo, organizando una ruta alrededor de Siena, marcando el nacimiento de Eroica. Lo que comenzó como una pequeña reunión para revivir la era dorada del ciclismo, ha llevado al estrellato a Strade Bianche, consolidándose como un evento imperdible en el calendario ciclístico.

De Tour Ciclístico a Competición Profesional

Durante sus primeros diez años, Eroica se mantuvo como una toertocht, donde los participantes debían usar bicicletas, indumentaria y accesorios anteriores a 1987. Esta peculiaridad contribuyó a su popularidad, resultando en la creación de eventos Eroica en otros lugares, como Limburg. Posteriormente, nacería una versión más «moderna» del evento, la Gran Fondo Strade Bianche, sin estas restricciones de equipo.

El Desafío de Strade Bianche Hoy

Actualmente, más de 5.000 apasionados ciclistas se dan cita en Siena el día después de la competición profesional, para enfrentarse a los 139 kilómetros de la Gran Fondo, con 42 de ellos sobre las icónicas carreteras de grava, o a la Medio Fondo de 87 kilómetros, con 22 sobre grava. A pesar de parecer distancias manejables, el terreno y las condiciones climáticas suelen transformar estos recorridos en verdaderas pruebas de resistencia.

La Prueba de los Caminos de Grava

Además del desafío que representa manejar sobre los resbaladizos y accidentados caminos de grava, especialmente cuando la lluvia los convierte en un tramo casi inmanejable, están los exigentes desniveles, que incluyen 2.000 metros de ascenso en la Gran Fondo y sectores con pendientes que ponen a prueba la fortaleza de los participantes. La satisfacción al cruzar el final bajo la ciudadela de Siena, sin embargo, eclipsa cualquier dificultad previa.

La Recompensa Final

La entrada triunfal a Siena, pasando bajo su ciudadela hacia el Piazza del Campo, representa no solo el término de un riguroso desafío sino también el logro de una experiencia única que enlaza presente y pasado, demostrando que el espíritu ciclista de la Eroica vive en cada pedalazo de la Strade Bianche.

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