Jhonatan Narváez se convirtió en el protagonista de una jornada casi heroica en la etapa del Giro de Italia hacia Nápoles. El ciclista ecuatoriano estuvo a punto de lograr la victoria, siendo alcanzado solo en los últimos cincuenta metros de la competencia.
Una escapada con esperanza
Narváez, en un esfuerzo por destacar, eligió el momento perfecto para atacar, logrando una ventaja de doce segundos a tan solo dos kilómetros del final. Sin embargo, fue necesario el trabajo conjunto de los equipos Jayco AlUla y Lidl-Trek, además de un esfuerzo adicional por parte de Tadej Pogacar, para neutralizar su avance.
Entre la victoria y la desilusión
En declaraciones a Eurosport, Narváez compartió su desilusión: «Realmente pensé que ya lo había conseguido, pero aquí estoy, con las manos vacías. Fue una decepción, pero así es el ciclismo». A pesar del resultado, el corredor de INEOS Grenadiers afirmó no tener nada que reprocharse, asegurando que su táctica fue acertada y un testimonio de su buena preparación.
La filosofía de Narváez
El ecuatoriano también destacó la importancia del disfrute en la competición, mencionando que aspira a correr de una manera que entusiasme a los aficionados y diferenciarse del pelotón. «Lo más importante es disfrutar y seguir intentándolo», concluyó, señalando un enfoque que balancea tanto la competitividad como el placer en el deporte del ciclismo.