Mathieu van der Poel ha logrado, de manera heroica, su tercera victoria en el Tour de Flandes. Vestido con su jersey arcoíris como campeón mundial, el ciclista del equipo Alpecin-Deceuninck dominó la carrera con un ataque decisivo en el empapado Koppenberg, culminando una solitaria escapada de 45 kilómetros. Con este triunfo, Van der Poel ahora comparte el récord de victorias en la clásica Ronde.
Luchas y estrategias desde el inicio
La 108ª edición del Tour de Flandes comenzó puntualmente a las 10:00 horas en Amberes, desplegando un recorrido de 270.8 kilómetros con diecisiete ascensiones y siete tramos de pavés. La batalla por formar la fuga del día se extendió hasta casi el kilómetro 20, momento en el cual se destacaron ocho ciclistas, perseguidos de cerca por el pelotón donde se mantenía la tensión, especialmente debido al numeroso público y las complicadas condiciones del recorrido.
La carrera se intensifica
La finale de la carrera pareció comenzar prematuramente, a 110 kilómetros de la meta. Una serie de ataques dinámicos por parte de equipos como Alpecin-Deceuninck y Visma | Lease a Bike marcó este segmento, especialmente significativos fueron los esfuerzos de Mads Pedersen, Jorgenson, y Van der Poel, este último logrando conectar con un grupo líder tras un poderoso esfuerzo en el Valkenberg.
El momento decisivo en el Koppenberg
La decisión clave de la carrera se gestó en el Koppenberg, con el suelo empapado y resbaladizo complicando a todos excepto a Van der Poel, Jorgenson, y Pedersen, siendo este último quien realizó un intento de fuga. Sin embargo, la aceleración final de Van der Poel fue imparable, distanciándose definitivamente para comenzar su trayecto solitario hacia la victoria.
Una victoria incontestable
Tras superar los últimos obstáculos, incluyendo el Oude Kwaremont y el Paterberg, Van der Poel no encontró oposición en su camino hacia la línea de meta en Oudenaarde, asegurando así su tercer título en el Tour de Flandes ante la ovación de los espectadores, a pesar de enfrentarse a algunos abucheos y una «ducha» de cerveza en su última pasada por el Kwaremont. Detrás de él, la batalla por los lugares restantes en el podio se mantuvo intensa hasta el final, aunque a considerable distancia del incansable líder.
Con este triunfo, Mathieu van der Poel confirma su estatus como uno de los grandes clásicos de su generación, demostrando su fuerza, estrategia y resiliencia ante una de las pruebas más demandantes del ciclismo mundial.